Encontramos el estilo neoyorkino más ecléctico, cuya principal característica sus pinceladas industriales que recuerdan ese pasado obrero y a su vez lujoso unido al brillo de los metales y cristales. Esto contrasta en armonía con la madera y sus miles de acabados, que otorgan ese toque acogedor y hogareño que  todos anhelamos.​

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Se delimitan visualmente los espacios incorporándoles una tonalidad propia adicional a los colores básicos en cada ambiente.

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En el salón de TV se añade el azul metálico y al salón central el amarillo ocre. El objetivo es trasladar todos aquellos colores vibrantes del exterior hacia el interior, respetando la armonía que la propia ciudad dispone.

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Se ha diseñado una distribución lo más diáfana posible, respetando la entrada de luz natural, circulación y dinámica de la vivienda.

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El mobiliario escogido se basa en la practicidad, confort, calidad y en la capacidad de poder escalarlo a medida que se vaya requiriendo.

 

Los muebles multifuncionales y con formas amigables aportan un toque lúdico que proporcionan al ambiente un estilo personal.